sábado, 27 de octubre de 2012

Capitulo 5


Esa noche después de que pasara todo aquello estaba en shock, no tanto por como sucedió todo sino porque en parte me había gustado, me había encantado y no podía creer que una mujer me hubiese provocado eso. Me bañe y mientras me veía a mi misma desnuda pensaba una y otra vez en lo que Sabrina me hizo y revivía el momento con una mezcla de asco, shock y asombro, termine y volví a mi habitación, Sabrina ya no estaba, estaba en el living seguro o en algún lugar de la casa, un rato después me envía un mensaje de texto preguntándome si podíamos hablar, le respondí que si y dos segundos después estaba nuevamente en mi habitación nuevamente.
Sabrina -¿Puedo pasar? –
Yo- Si, pasa – necesitaba hablar con alguien de lo que me estaba pasando y la única persona con quien podía hablarlo era con ella
S- ¿Estás bien o estas asustada?
Yo- Estoy bien – dije sin mirarla aunque no era cierto, no  la mire ya que sentí vergüenza de estar a centímetros de alguien que me había visto desnuda y tocado  mis partes más intimas
S- ¿Sabes por qué lo hice? – Sin esperar mi respuesta-
S- Lo hice porque me gustas hace mucho tiempo y porque a vos te gusto lo que te hice
Yo - ¿Vos qué sabes si me gusto, cómo podes saberlo? – dije algo indignada
S- Yo te vi y te sentí, te toque y estabas mojada, sentirte mojada me descontrolo-
Yo- ¿Qué tiene que ver eso? ¡Además vos sos mujer!-
S  - Que estuvieses mojada tiene mucho que ver y que yo sea mujer no tiene nada de malo-
Yo seguía sin entender, de hecho creía que ella era la que no me entendía a mi, creo que mi cara delataba mi confusión
S – Te puedo mostrar de nuevo, así comprobas que sí te gusta- dijo acercándose a mi oído y rozando mi cabello con su mano –
Esa sensación de sentirla tan cerca, con sus movimientos tan suaves y su respiración era una combinación que me gustaba, nunca había estado tan cerca de alguien, bueno en realidad si pero nunca había sentido lo mismo al estar tan cerca de un chico.
Yo- No, quiero estar sola- dije mientras corría mi rostro y mi cuerpo hacía atrás.
Sabrina- ¿Queres que me vaya? -  Yo respondí que sí con un gesto
S- Ok, me voy pero vos perdes toda ventaja, de ahora en más si tu mamá no te deja salir o hacer algo yo tampoco te voy a dejar, y mejor que te portes bien conmigo-
Mientras ella decía todo esto, yo no la miraba, buscaba algo de ropa para ponerme y me dirijia al pasillo dándole la espalda para alejarme de ella.
S- ¿Adónde vas?- dijo cuando sorpresivamente me tomo del brazo
Yo- A cambiarme – dije amablemente porque me di cuenta que estaba enfadada, era lo que yo busque con mi actitud, hacerla enfadar, pero me dio algo de miedo hacerla enfadar aun más
S- No te vas a ningún lado, te quedas aca en tu habitación y mejor que no salgas hasta que vuelva tu mamá yo me voy a quedar en el living.-
Simule que no me importaba nada de lo que ella dijera y me quede en mi habitación, no pude entender por qué me trataba así, yo le gustaba pero también me  trataba así de mal.
Al otro día cuando me desperté ya estaba mi familia en casa, nos fuimos a la casa de campo, en todo momento sentí ganas de contarle a Carolina lo que había sucedido y que le dijera a Sabrina que no volviera nunca más a mi casa, pero no pude, me daba vergüenza contarle algo así a ella, además no era una historia creíble, Sabrina parece una chica genial, hasta casi es como una amiga de mi madre.
Nuevamente una tortuosa semana más en el colegio pasaba y yo sin poder contarle a nadie mis problemas, no creí que ninguna de mis compañeras pudiese entender algo asi, quizás se asquearían porque estuve con una mujer, quizás no sabrían que decirme y eso hubiese sido incomodo para mi, opte por no contar nada a nadie.  Esa semana tenía que ir al dentista el viernes por la mañana, así que la niñera de mi hermanito me fue a buscar, los días de la semana lo cuidaba otra persona, fuimos al dentista y al salir me llevo a casa en vez de volver al colegio para tomar el resto de las clases. Luego del mediodía la niñera se fue y vino Carolina, ella llamo a Sabrina, en ese momento yo estaba casi totalmente decidida a contarle, aunque no pude. Cuando Sabrina vino desde el comedor las escuchaba a ella y a mi madre hablar como si fuesen amigas de toda la vida.
Carolina- Si yo tengo 2 reuniones más y después vamos a cenar con Adrian, es una cena para recaudar fondos
Sabrina- Si, en serio Caro no se preocupen que yo me quedo con ellos, además con Pauli la pasamos genial-
Carolina- Gracias sos una divina, nos vemos más tarde entonces-
Luego se despidió de mi y se fue.
Sabrina- Bueno bebita nos quedamos solas, ¿qué queres que hagamos hoy?
Yo- Nada, nose, me voy a mi habitación-
S – Espera, veni quiero que hablemos-
Yo- no quiero hablar con vos-
S- Deja de esquivarme, no me tengas miedo- Me agarro la mano y me arrastro hasta el sillón sentándome sobre sus piernas-
S- ¿Tenemos que terminar lo del otro día sabes?-
Cuando dijo esto ella me beso la nuca ya que yo estaba dándole la espalda, sentí sus manos entrando por debajo de mi camisa, yo se las corrí  y insinúe con pararme.
S- ¿Qué pasa bebita, no te gusta? No sentís como te mojas ahí abajo
Yo estaba totalmente quieta, una parte de mi me decía que me quedara ahí para disfrutar y mi otra parte me pedía que me levantara y me fuera. Asi que me pare pero me quede ahí, ella se paro y me beso en la boca, yo no le respondí el beso deje mis labios cerrados asi que sus besos se dirijieron a mi cuello. Toco mi cola por encima de la pollera del colegio y luego la desabrocho, de un momento a otro yo estaba en ropa interior y camisa, me volvió a sentar sobre ella pero esta vez quedamos cara a cara. Intento besarme nuevamente, esta vez mi cuerpo me dijo que la besara y lo hice, ella se aferraba a mi me agarraba la nuca y con su otra mano mi espalda. Sin dejar de besarnos ella me recostó sobre el sillón, se sentó a mi lado y me miro.
S- Me encantas, vas a disfrutar esto bebita, solo tenes que hacer lo que yo te diga y la vas a pasar muy bien- Decia  esto mientras desabrochaba mi camisa y ponía sus ojos fijos en mis pechos. Rozo y acaricio un poco mis pechos mientras los miraba, y miraba todo mi cuerpo, lentamente su mano se dirigió hacia mi abdomen y hacía mi vagina, introdujo uno de sus dedos debajo de la tela de mi ropa interior y movía el dorso de su dedo acariciando mi vagina, su dedo estaba piel a piel con mi vagina.
S- Párate bebé, quiero verte desnuda- dijo tomándome de la mano
Yo- No, así estamos bien ¿ no?
S- Vos haceme caso, tenes que estar desnuda para mi-
Ella me bajo mi ropa interior y se arrodillo frente a mi, me beso allí, en mi vagina mientras acariciaba mis nalgas.
S- Muy bien chiquita, mira lo hermosa que sos, toda esa ropa me impedía verte-
En parte me sentía halagada y en parte muy avergonzada de estar desnuda, no sabía que hacer en esta situación, o que decir, como reaccionar. Sabrina tomo mi mano y la movió hasta uno de sus pechos, ella no llevaba brasier. Podía sentir sus pezones a través de su camiseta. No dejo un segundo de mirar mi rostro mientras yo tocaba sus pechos, es decir mientras ella me hacía tocar sus pechos. Por un momento me olvide de estar desnuda y de todo lo demás tocar sus pechos, jamás me hubiese imaginado a mi misma haciendo algo asi.
S- Ahora quiero que te acuestes en el sillón-

Continuará….


lunes, 15 de octubre de 2012

Primera vez


 Después de aquella situación me cerré aun más, no podía confiar en ella, aunque ella fuese mi modelo a seguir.
Pasaron un meses como siempre, algún fin de semana ella estaba en mi casa, otros no, cuando ya faltaban algunas semanas para volver a casa, es decir para que acabaran las clases, yo realmente estaba preocupada porque me imaginaba tener que convivir con ella todos los días. Sin embargo pasaron tres fines de semana que ella no vino, al cuarto por simple curiosidad le pregunte Carolina por ella, me contó que estaba de viaje. No le di mucha importancia, en parte era un alivio poder andar por mi propio hogar sin tener que preocuparme de si lo que hacía estaba mal o si estaba mal vestida, o lo que sea. En enero me fui a Barcelona a visitar a mi papa y a su novia, fueron  unas semanas geniales, sorpresivamente mi papa y su novia me trataron como unos padres reales, de hecho Estefanía, así se llama ella, intento convencer a mi papá de que me sacaran del internado lo cual no dio resultado. De todos modos, llego febrero y yo tuve que regresar a Buenos Aires, el colegio comenzaba la última semana de febrero.
La primer semana de clases fue terrible, acostumbrarme nuevamente a estar encerraba bajo las reglas del colegio era realmente una pesadilla, las clases comenzaban a las 8 de la mañana y la última terminaba a las 5 de la tarde, si es que el entrenamiento de hockey sobre césped no se extendía hasta las 6. Ese viernes Carolina me fue a buscar al colegio con mi hermanito, toda la vuelta a casa  fue una discusión sin parar ¿Por qué? Por la ridícula razón de que no quería ir a una cena familiar, es algo que muchos adolescentes también rechazarían  sin embargo para Carolina, mi madre, era todo un drama y para ella yo era una adolescente rebelde. Era tan rebelde que ese viernes estando sola en vez de salir o hacer algo divertido me quede en mi casa leyendo un libro para la clase de literatura.
Estaba en mi cama tranquila leyendo hasta que escuche el timbre del departamento sonar, lo extraño era que primero no hubiese sonado el portero desde abajo, debi de esperarlo, era Sabrina. No abrí la puerta, si mi madre se enteraba diría que no había escuchado el timbre sonar. Segundos más tardes escuche unas llaves en la puerta ¡Tenía las llaves de mi casa!

Sabrina- ¿Paula? ¿Dónde estás?-
Simular que estaba dormida no serviría, aunque lo pensé, igual no respondí para demostrar mi disgusto de que ella estuviese en mi casa.
Sabrina- Acá estas, ¿te cuesta mucho responder?-  No dije nada, seguí leyendo hasta que note que estaba parada al lado de mi cama.
Sabrina- ¿Me estás ignorando? ¿Después de todo lo que hice y hago por vos?-
Yo – Estoy leyendo ¿no ves?- cuando termine de pronunciar estas palabras ella me saco el libro de las manos y cuando se lo quise alcanzar ella me tomo la muñeca. Hubiese querido gritarle algo pero mi sentido de respeto por las personas me lo impidió.
Yo- Perdón-
S- Acepto tus disculpas, ahora párate.-   No es que quisiera hacerlo, estaba muy contrariada, sentía la necesidad de demostrar que no tenía ganas de estar cerca de ella y a la vez tenía otra necesidad, la de demostrar que yo era genial y adulta como ella lo era. En fin me pare y la mire un segundoy después mire a otro lado esquivando su mirada fija en mi.
S – Bueno asi me gusta, q te comportes como  una persona madura, ahora vas a hacer unas cosas que yo te pida y capaz si lo haces bien tu mamá no se entere de esta situación.-
Yo- ¿Qué? ¿Qué queres que haga?-
S – Te vas a quedar quieta-
Cuando dijo esto comenzó a acercarse a mi, su rostro estaba muy cerca al mio y podía sentir su perfume por un momento creí que me iba a besar pero no lo hizo, en cambio comenzó a tocar mi pelo, lo acomodó detrás de mi oreja y lo acaricio hasta las puntas, después de las puntas de mi cabello estaban mis pechos y ella los acarició. Hice un pequeño movimiento para correrme, aunque se sentía muy bien que me acariciara porque sus caricias eran lentas y suaves el momento me dio un poco de pánico.
Yo- Sabri, perdóname en serio es que estaba de mal humor – Dije mientras me corría de enfrente de ella queriendo evitar la situación que se venía.
S – Te dije que te quedes quieta ¿O no?-
Me quede en silencio y sentí sus manos en el contorno de mi cintura, sentí como algunos de sus dedos se metieron por debajo del elástico de mi pijama y los saco enseguida, ahora con sus dos manos me subía la camiseta lentamente. Sus ojos, aunque mi mirada estaba fijada en sus manos y en lo que ellas hacían en mi cuerpo, sus ojos los sentía posando sobre mi. De un segundo a otro mi corpiño estaba desabrochado y ella se agacho un poco los desnudo, los acarició suavemente, por mis adentros pensaba que se iba a dar cuenta que mis pechos no eran grandes y que mis pezones eran pequeño y nos como los de una mujer, sentí mucha vergüenza mezclada con un sentimiento de impotencia, una impotencia que podía sentir subiendo por mi cuerpo.
S- Me encantas Paulita, ahora voy a probarte-
Yo - No- Fue toda la palabra que pude emitir, un tímido “no”.
Ella lamio mis pechos y los acariciaba a su vez, la manera en que lo hacía me parecía muy sensual ella era muy bonita y tenía un rostro y perfecto. Después de chuparlos un momento, que a mi me pareció una eternidad empezó a besarme el pecho hasta llegar a mi cuello y en el oído me dijo
S – Te estás portando muy bien Pauli, tenes que seguir así.
Creí que iba seguir lamiendo mis pechos cuando bajo nuevamente por mi cuello y mi pecho dándome besos, pero siguió hasta llegar a mi abdomen, me dio besos alrededor de mi cintura, incluso bajando un poco el short del pijama. Sentí como sus manos jalaron mi short para dejarme casi desnuda. Instintivamente puse mis manos sobre mi vagina para taparme, aunque tenía ropa interior me hizo sentir desnuda. Ella tomó mis manos y las quitó de ahí, no las soltó, en cambio mientras ella me agarraba su boca estaba ocupada lamiendo la parte baja de mi abdomen, me suelta una de mis manos. Y rápidamente una de las suyas se dirigió a mi parte más intima, con el reverso de su dedo índice comenzó a acariciarme por encima de mi ropa interior.
De repente intentó desnudarme totalmente jalando mi bombacha, no se lo permití con mi mano libre intenté sostenerla en su lugar, no tuve éxito ya que ella la jaló hacia debajo de todos modos.
Yo- Sabrina no –
S- Ya falta poco, haceme caso que te va a gustar-
Subió para darme un beso en la boca, una de sus manos se posó en mi nuca y la otra en cambio pude sentir como invadía mi sexo. Abrió los labios de mi vagina y me acarició, con su cuerpo me empujo a mi cama, yo quise quedarme sentada, pero no lo importo y empujo mi cuerpo para que me recostara en la cama.
S- Ahora bebé si te portas bien y te relajas te va a gustar y si no te va a doler, vos elegís.-
Entre en pánico yo era una niña que aún no había cumplido 16 y además que era muy inocente para mi edad, jamás había tenido nada dentro de mi vagina hasta este momento. Con sus manos abrió mis piernas  acariciando mis pechos con una mano y con la otra, bueno con la otra mi sexo. Introdujo un dedo, una, dos y tres veces, la vergüenza y humillación por un momento pasaron a segundo plano, ese moviente de vaivén comenzó a sentirse agradable
S- ¿Te gusta no?- dijo sacándolo de mi vagina
Luego ella introdujo dos dedos en vez de uno, la molestia en mi vagina se estaba tornando en dolor. Hice algunos ruidos de queja
S- No te quejes porque va a ser peor, no voy a parar hasta que lo disfrutes.-
Cuando dijo esto ella saco sus manos de adentro de mi vagina y lamió sus propios dedos, cuando volvieron a mi vagina esta vez eran tres dedos. Le pedí que parara pero no me hizo caso en su cara podía ver q disfrutaba a pesar de mi dolor. Pellizcaba mis pezones y no pude disfrutar, sentía dolor incluso ganas de llorar hasta que volvió a introducir un solo dedo. Mientras lo metía y lo sacaba de mi vagina yo sentía ardor, hasta que por fin paro. Y quiso acercar su boca a mi vagina de nuevo, pero yo ya había tenido suficiente, la empuje y me senté en la cama, sentí ganas de llorar, Sabrina me abrazó.
S- Ya está bebé, ya pasó, no llores.-
Yo - ¿Por qué no paraste?.- fue todo lo que pude preguntar, en vez de preguntar por qué hizo eso en contra de mi voluntad, o por qué tuvo que hacerme doler.
S – Quizás me pedias que parara por miedo, y no quería que siguieras siendo tan ingenua, ahora por fin ya sos una mujer, vamos a bañarte ahora-
Yo quería decirle que se vaya, estaba en shock una mujer me había desvirgado y aunque no quisiera aceptarlo me había gustado en parte, creo que lo que más me dolía era la humillación de que alguien más me hubiese visto desnuda ya que yo odiaba mi cuerpo para mí eso era lo peor del mundo.
Tomé mi ropa y salí corriendo de mi propia habitación.


Continuará...




viernes, 12 de octubre de 2012

Confusión



Esa noche  después de la vergüenza de llorar en público, Sabrina me cocinó, luego miramos una película de terror, antes de que esta terminara se ve que yo me quede dormida y cuando desperté lo hice con Sabrina en mi cara sonriendo y queriéndome llevar a dormir. Insistió en que durmiéramos juntas ya que el cuarto de huéspedes estaba recién pintado. Me pareció muy infantil dormir juntas, como hacía yo con mis amigas cuando íbamos a dormir una a la casa de la otra, de todos modos aunque no me pareció me acosté en su cama, en el borde, casi cayéndome.  Ella insistía en prestarme un pijama pero dormí con la ropa que tenía puesta, Sabrina en cambio se empezó a desnudar delante mío, me pareció hermosa su cuerpo me parecía como de modelo, además estaba bronceada y le quedaba genial. Deje de mirar ya que no me parecía correcto, me di vuelta en la cama e intente seguir durmiendo. Esa cama de dos plazas quedo muy pequeña cuando ella se acostó, me sentía muy cerca y eso me intimidaba.
Me desperté a la madrugada y Sabrina tenía uno de sus perfectos brazos sobre mí, sobre mi cintura, lo moví lentamente ya que no quise despertarla  y fui al baño, al regresar a la habitación con la luz del amanecer entrando por las ventanas note unos libros de medicina sobre la mesa de luz. Recordé que ella estudiaba medicina, como si ya de por si no me intimidara lo suficiente, encima era estudiante de medicina, el pánico que le tengo a los doctores, a la sangre y a las jeringas. La mire, y yo ya estaba lo suficientemente despierta como para darme cuenta que no quería volver a acostarme al lado de mi “niñera”. Tome la ropa que tenía en el bolso y fui al baño a cambiarme, al volver vi que ya estaba despierta.
S-      Te cambiaste ¿Adónde vas? ¿No pensabas avisarme?-
Yo-  No quise despertarte, ya me voy, gracias por haberme dejado quedarme.-
S- ¿A esta hora? Son las 6am, no podes entrar a tu casa a esta hora, van a pensar que saliste y estabas y estas bajo mi cargo.-
Yo-  No, no estoy bajo tu cargo y si se enojan por entrar a mi casa a esta hora mejor – Tome mi bolso y salí de la habitación
S – ¡Espera! – dijo mientras me seguía, volteé a mirarla
S- Hagamos algo, si vos volves a tu casa vas a estar castigada seguramente y no vas a poder salir ni hacer nada, ¿verdad?
Yo- Sí eso creo-
S- Bueno yo te propongo que te quedes y yo te voy a dejar que hagas lo que quieras y va a ser nuestro secreto, ¿dale?
Lo pensé durante dos segundos y acépteme pareció una buena idea, casi cualquier lugar era mejor que estar en mi casa y castigada. El resto de ese día Sabrina me acompaño al shopping, ir de compras para mí era genial ya que estando de lunes a viernes encerrada en un colegio me impedía ir a lugares tan normales como un shopping.

Este excelente plan continuó y no solo en la casa de Sabrina, sino que cuando ella venía a mi casa cuidarnos a mí y mi hermanito yo podía hacer casi todo lo que quisiese, desde invitar amigas hasta volver tarde de mis salidas. Sin embargo un día este plan se tornaría en mi contra. Un sábado por la tarde salí  a patinar con una amiga del barrio, nos estábamos divirtiendo y jugando carreras en el circuito de patinaje pero comencé a sentir que me faltaba la respiración, mi amiga se asusto y no supo que hacer ya que llamo a su madre y esta no respondía las llamadas, llamo a mi casa y hablo con Sabrina. Minutos después yo seguía sin poder respirar normalmente y fuimos en auto a mi casa. Ni bien llegamos comenzó la situación más incomoda hasta el momento
Sabrina- Tengo que sacarte la remera-
Yo- ¿Qué? ¿Por qué?
S- Tengo que revisarte, soy médica te acordas? Tenes dos opciones, te reviso yo o vamos a la guardia.-
No quería ir a la guardia, no me gustan los hospitales, los médicos ni anda que tenga que ver con ellos. ¡Tampoco quería que me viese sin remera!
Yo- Nono, ya estoy bien gracias -  dije aunque no podía disimular mis esfuerzos por respirar normalmente
S- No seas tonta, además no te estoy preguntando, te la sacas o te la saco yo.-
Yo la mire y no emití sonido alguno, me dirigí a mi habitación y ella me detuvo agarrándome del brazo. Me sentía sin fuerzas para discutir o para seguir oponiéndome, ella tomo un estetoscopio de su mochila y me hizo sentar sobre mi cama.  Sentí unas manos tomando mi remera, me pidió que levantara los brazos y tuve que hacerlo. Ella apoyo el estetoscopio helado sobre mi pecho, primero en el centro y luego más cerca de mi corpiño, me sentí totalmente invadida cuando me corrió un poco el corpiño y me rozo un pezón con su mano, piel con piel. En seguida quito su mano y siguió ocultándome la espalda, sin embargo el daño ya estaba hecho, de alguna manera este fue el primer indicio de que esta  mujer me estaba acosando de algún modo, no encontraba normal que para escucharme respirar debiera verme semi desnuda y tocarme un pezón.
Creo que me gusto un poco que sus suaves manos me rocen un lugar íntimo como lo es un pecho, no podía dejar de pensar en ese momento. Vaya confusión no podía decidir si me había gustado o no, aunque estaba segura de que la situación había sido mala. Volviendo a mi problema de respiración ella dijo que quizás se debían a mis problemas emocionales, a mi ansiedad y la verdad no se que más dijo. Carolina se entero de esto y aunque ya le caía bien Sabrina, después de esto y de que me había ayudado tan rápido mi madre quedo encantada con ella.
Comencé a pensar en ella y a revivir los momentos en que ella me “toco” y cuando la vi semi desnuda en su habitación, no podía decidir porque me pasaba esto, quizás estaba obsesionada con ella, quería parecerme a ella, vestirme como ella lo hacía, tener un cuerpo de modelo como el de ella, tener las actitudes y formas de ella que ya era una adulta. Poco a poco en vez de odiarla me convertí en su fan o en su mascota, le hacía caso en todo, intentaba caerle bien, intentaba comportarme como una adulta. De todos modos esto no hizo que me sintiera menos intimidada ni tampoco me hizo sentirme su amiga, incluso seguía teniendo vergüenza de hablarle o de que ella me hablara.




Continuará…

jueves, 11 de octubre de 2012

Dudas y sospechas


Para resumir, pasaron varias semanas y meses en que yo la ignoraba, no me caia nada bien y me hacia sentir incomoda, ella intentaba a toda costa hacer bien su trabajo… Sin embargo yo sentía celos de ella, era mucho más madura, me encantaba como se vestía y podía hacer lo que ella quisiera y no lo que un adulto le dijera, de hecho ella era adulta.
Unos meses más tarde uno de los fines de semana que pasaba en casa, ella me invito a ir de compras, no podía salir de mi casa porque estaba castigada, no recuerdo bien por qué. Mi única opción de salir del encierro era salir con ella. Fuimos a recorrer las tiendas, ella buscaba un vestido de fiesta, todos los que se probaba le  quedaban hermosos, sus curvas la ayudaban, en cambio si yo me hubiese puesto uno de esos vestidos hubiese parecido una niña jugando a disfrazarse de mujer, no tenía mucho busto a mis 15 años, sigo sin tener mucho de todas formas. Terminamos comprando un vestido negro super ajustado, y creo que vio mi cara muerta de ganas de comprarme ropa y cosas lindas, claro en esa época no tenía mi propio dinero si quería comprarme algo tenía que pedírselo a Carolina o Adrian.  Entramos a un negocio de ropa interior, ella compro algunos conjuntos de ropa, cuando salimos de la tienda ella me obsequio uno de esos, no quise aceptarlo pero me insistió, dijo que me quedaría hermoso.
Sabrina- ¡Dale! Acéptalo  o preferís ir con tu mamita a que te compre la ropa interior, además no se parece a ninguno de los que vos tenes
Me quede en silencio mientras seguíamos caminando y mirando vidrieras, me ofendió, sinceramente no quería aceptar un regalo asi y menos de ella. Sin embargo me preguntaba como sabía ella que no se parecía a ninguno de mis conjuntos de ropa interior
Yo- ¿Cómo sabes que no se parece a mi ropa interior?
Sabrina – Te he visto, dormir con tu ropa interior, además ¿quién crees que ordena tu ropa y la de Tomy?
Sentí un calor apoderándose de mi cuerpo, nunca me sentí tan avergonzada, sentí  como ese calor me subía yme hacia sonrojar.  Esto fue el primer indicio de muchos otros que le seguirían. Note como cada findesemana ella intentaba acercars a mi , aunque ya no era para ser amigas, quizás si, quizás las amigas normales, o las buenas amigas tienen las mismas actitudes que ella tenía. Sabrina me hacía regalos y me recibía con ellos cada vez que tenía la oportunidad de “cuidarme”, otro indicio fue un día que yo saldría con mis amigas, ella insistió en que debía maquillarme un poco, estuvo encantada en ser ella quien me maquillara. Estabamos las dos paradas, yo con mi cabeza hacía arriba para que ella, quien era más alta que yo, pudiese maquillarme mejor. Pude sentir su respiración muy cerca, y como sus delicadas y suaves manos acariciaban mi rostro, me miraba fijamente, esto me daba mucha pena, claro yo era algo timida y no le sustuve la mirada, mire hacia el suelo, aunque sus pechos se interpusieron en mi mirada, llevaba un escote pronunciado y  estaban ahí casi pegados a mi cuerpo.
Sabrina- Cuando llegues a la noche tenes que sacarte todo-
Yo- ¿Qué? – yo estaba distraída y había ecuchado bien pero no entendí
Sabrina- Claro tenes que sacarte todo el maquillaje, si queres yo te ayudo
Yo- ¿Hoy tampoco viene Carolina?
Sabrina- No gordi, llamo hace un rato, dijo que perdió el vuelo y que se quedaba hasta mañana
Yo - ¿Y cómo voy a hacer? Siempre lo mismo, ojala tuviera otra mamá-  Cuando termine de decir esto Sabrina sonrio, aunque no entendía que era lo gracioso de lo que acaba de decir, a mi me parecía bastante trágico.
Sabrina- Yo estoy aca para cuidarte, para lo que necesites, podes contarme lo que sea, podemos hacer lo que quieras, podes contarme las cosas que le contarías a tu mama, no tengas vergüenza de mi
Me quede en silencio, sus palabras por primera en mucho tiempo me hicieron sentir querida y cuidada.

Tiempo después salí del colegio ya que había una semana de vacaciones, estuve con Adrian y con Carolina toda la tortuosa semana, ellos me retaban por todo y a su vez sus tratos me hacían querer rebelarme.
Adrian- Paula no seré tu papá pero estas a mi cargo y tenes que respetarme, si te pido que hagas o dejes de hacer algo, tenes que hacerlo
Yo- ¡No quiero ir a una estúpida cena de adultos, es aburrido y estas son mis vacaciones! - Grite mientras cerraba la puerta de mi habitación con toda la fuerza posible, escuche que Adrian murmuraba algo en el pasillo y su voz se alejaba. Carolina entro a mi habitación sin golpear
Carolina- ¡Paula! ¿Es mucho pedir que seas respetuosa y que nos hagas caso? Si esta situación sigue así vamos a…-   La interrumpí
Yo- ¿Qúe, qué vas a hacer, vas a internarme en un colegio? Te cuento que eso ya lo hiciste hace mucho tiempo y que no es un castigo, es mucho mejor que estar aca-
Carolina – Listo María Paula, esto es todo, pasaste el límite, si la pasas mejor en el colegio, no te voy a torturar, hace el bolso que te llevo de nuevo.-   
Empecé a hacer mi bolso, había metido la pata, no quería volver al colegio pero tampoco quería estar en mi casa. Terminaba de hacer mi bolso y Carolina volvió
Carolina- ¿Vas a pedir disculpas o te llevo? Aca tengo las llaves del auto.-
Cerre mi bolso y me diriji a la puerta del departamento y Carolina estaba por tomar su cartera, entonces yo Sali corriendo de mi casa, baje por las escaleras, lo hice porque no quería ir en el ascensor con ella, no quería verle la cara. Estaba bajando al punto del llanto y cuando llegue a plata baja Sabrina estaba ahí.
Sabrina – Hola Pauli, ¿estás bien? ¿Qué te pasa?
Yo no emití sonido alguno, segui caminando hasta la puerta del edificio sin pensar en nada, solo en la bronca que tenía
Sabrina-  Paula te estoy hablando ¿Qué te pasa? ¿Adónde vas con ese bolso?-
Detrás de mi sentí como se acercaba a mí a pasos apurados, y sentí que me tomaba del brazo con fuerza, me acerco a ella y me hizo apoyar mi cabeza en su hombro, no pude contener mis ganas de llorar y me sentía totalmente estúpida llorando delante de ella. Escuche el ascensor llegar, Carolina salió de él.
Carolina – Ay Sabri! Hola querida, gracias por retenerla, dale Paula subamos, vamos a hablar.-
Yo- ¡No quiero, quiero que me dejes en paz!.-
Sabrina – Caro, ¿ la puedo llevar a casa? Somos amigas nosotras, yo la voy a calmar un poco y después va a tu casa.-
Carolina.- Te salvaste, anda a su casa dale y mejor que vengas en un rato a casa y que estés calmada.- Dicho esto ella subió de nuevo y nosotras nos quedamos en el palier del edificio
Sabrina- ¿Vamos bebé?
Yo- ¡No! Estás loca, no quiero irme a tu casa, quiero irme lejos de esta mina, lejos de toda esta basura
Sabrina – Bueno sabes que subamos mejor.- Dijo mientras me tomaba del brazo y me tiraba hacia el ascensor
Yo – Ok, pero soltame-
Fui a su casa ya que no quería ir llorando por la calle, además no tenía dinero como para ir a ningún lado.
Sabrina – ¿Vamos dale, que paso? ¿Lo mismo de siempre no?- Yo asentí con la cabeza y veía que ella tomaba mi bolso, lo abrió y comenzó a sacar mis cosas.
Yo - ¿Qué haces? – Dije en mal tono debido a que me sorprendí.
Sabrina- Te vas a quedar a dormir conmigo, yo la voy a llamar a tu mamá y le voy a avisar.- Puse cara de desconcierto y me pare para tomar mis cosas e irme, pero ella me impidió tomar mi bolso.
Sabrina-¿Te tenes que quedar, o ¿Queres volver a tu casa y que encima te dejen castigada?
Nege con la cabeza, y vi como ella sacaba mi ropa, y mis cosas del bolso.
Sabrina- Veni dale, sentate acá así charlamos.- Dijo señalando sus piernas ¿quería que me siente encima suyo? Me pareció extraño pero bueno que más daba. Me senté sobre ella y me hacía preguntas me hablaba , no puedo recordar que decía ya que  no estaba prestando atención, estaba distraída con el hecho de que ella acariciara mi rostro y mi cabello. Que mal que me sentía, que vergüenza llorar delante de ella y ahora dejar que me cuide y me consuele como si yo fuera una niña de 5 años.



Continuará…

martes, 9 de octubre de 2012

El principio





     Hola me presento, soy Paula vivo en Buenos aires, tengo 19 años, estudio diseño gráfico en la universidad.
Escribo esto para contarles mi historia, mi historia de amores y relaciones sexuales.

Todo empezó hace 3 ó 4 años atrás, realmente yo soy una chica bastante criada a la antigua,  así que para mis 16 años lo más arriesgado que había hecho era besar a un par de chicos en algún boliche. No entendía nada, en realidad sigo sin entender mucho.
    Les voy a contar sobre mis amigas Juana y Jazmín, desde ahora Joni y Jaz que vivían conmigo, compartíamos habitación en el colegio. Si es difícil creer pero aun en esta época siguen existiendo los colegios pupilos, y ¡acá en Buenos Aires!  Bueno no sé si precisamente eran mis amigas, sin embargo era lo más parecido que tenía.  Ellas eran unas chicas normales de su edad, es decir lo único que tenían en mente eran los chicos, cómo hacer para pasar más tiempo con sus chicos, sentarse en clase con ellos, verlos los fines de semana, almorzar en la misma mesa, romper las reglas del colegio e ir a sus habitaciones. Por algún u otro motivo yo no me sentía normal, no sentía las mismas necesidades que ellas, si no tenía que estudiar  lo que yo más quería hacer era mirar películas, series, pintar, realizar manualidades artísticas. Quizás por no sentir  esas mismas cosas, quizás por eso no encajaba del todo bien en el grupo de Joni y Jaz y sus otras amigas, yo lo intentaba día tras día para no sentirme tan sola en ese lugar, actuaba, vivía actuando, charlas actuadas, salidas a boliches actuadas, actitudes actuadas. Pero por más que intentase siempre quedaba afuera las conversaciones,  claro el tópico favorito de conversación eran los chicos y sus experiencias con ellos. Salir a bailar para mi siempre fue aburrido, no solo no me interesaba besar a ningún chico, sino que además tampoco me interesaba tomar alcohol.

   La primera vez que salí a bailar tenía 15 años, un viernes  salimos del colegio a las 5 de la tarde, había esperado toda la semana ese día y no era la única, ninguna del grupo de chicas de mi curso había ido. Joni, Jaz y yo fuimos a la casa de Joni después del colegio, en realidad nos fue a buscar su madre en auto, camino a su casa, lo que era más o menos una hora de viaje hablábamos de que ponernos, sobre si debíamos o no llevar una cartera, en si tonteras de la edad. La madre de Joni nos aconsejaba sobre cómo cuidarnos de los extraños y también de los molestos. Llegamos, tomamos el té y nada más para no estar hinchadas. Y una vez más escuchar la tortuosa y aburrida charla de chicos. Llegaron las once y en la fila para entrar al boliche nos encontramos con algunos de nuestros compañeros y compañeras de curso, todo el mundo parecía más lindo o linda, acostumbrada a ver a todos ellos en uniforme verlas con polleras, tacos, maquillaje y a los chicos con jeans en vez de pantalón, camisa y corbata. Un momento, me di cuenta que algunas de mis compañeras estaban mucho más lindas, seguían siendo las mismas aburridas de siempre q hablaban de cosas que no me interesaban, aún así  toda la emoción de la semana se esfumo, bailar con los chicos me parecía aburrido y bailar con mis amigas o compañeras no era más emocionante que una clase de baile. Todos nos separamos en lo amplio del boliche, me quede con Joni y Jaz, unos chicos bailaban atrás nuestro y de un instante a otro Joni no estaba, se había ido a bailar con un chico rubio. A nosotras se nos acercan dos chicos, Jaz estaría más que feliz ya que era un chico que le gustaba  desde el momento en que pusimos el primer pie en ese lugar. En cuanto a mi, me quede bailando con el amigo de ese chico, parecía ser de mi edad, hasta me quiso besarme, medio espantada lo empuje y le dije que tenía novio, aun así seguimos bailando un buen rato.Eso fue básicamente todo, hasta que los padres de Joni vinieron a buscarnos a mí y a ella, a Jaz la fue a buscar su papá. Sentí que había desperdiciado parte de mi valioso fin de semana. El fin de semana, valioso fin de semana, era ese momento de respiro entre semana y semana que pasaba más rápido de lo que tarda en pasar una estrella fugaz.

     Hasta ahora no dije nada de mis padres, han estado ausentes en este relato tal y cual ellos solían estarlo en la vida real. Carolina, mi mamá me tuvo a las 21 años, bastante joven, ella y mi papá Julián, de la misma edad, se casaron antes de que yo naciera. No duró mucho para mis 4 años ya estaban divorciados legalmente. Mi papá se mudo hace unos años a España y allí formo pareja con un chica diez años menor que el, podría ser mi hermana, lo se. En cuanto a Carolina ella se caso y junto con Adrian tuvieron a mi hermanito, Tomy, a ninguno de todos ellos veía muy seguido. Tal como una novela ellos me metieron en este colegio mis cortos 14 años, ¿el motivo? Yo era un poco rebelde y malcriada, pero no, no fue ese el motivo, como ya dije mi papa vivía en el exterior, y en cuanto a Carolina y su esposo ellos viajaban todo el tiempo, quizás no viajaban juntos, pero claramente apenas podían cuidar de mi hermanito, el pobre vivía en hoteles la mayor parte de su tiempo.Al principio estuve un poco resentida, qué adolescente querría estar “encerrada” en un colegio toda la semana o inclusive los fines de semana, qué niña de 14 años querría estar lejos de su familia, su habitación, sus cosas, sus amigas… Con el tiempo me di cuenta que yo quería, quería estar lejos, me hacía sentir un poco más independiente, aunque no lo era. Durante el primer mes allí no sali ningún fin de semana, a la 5 semana Carolina me vino a buscar, no quise salir pero tuve que hacerlo, después de no hablarle durante todo ese viernes. Ella noto mi enojo y no hizo mucho por contentarme, el sábado ella debía arreglar unos asuntos de trabajo, Adrian no estaba en el país. Yo estaba contenta de poder cuidar de Tomy, quien en ese momento era un bebe de meses, sin embargo cuando el sábado me desperté alrededor del mediodía  creía que Carolina aún estaba en casa ya que no me había despertado el llanto de Tomy.  Pronto entendí que no estaba ni ella ni mi hermano, crease o no fue grato poder estar sola en mi casa después de estar tantos días rodeada de gente que me controlaba. Mientras desayunaba escuche a mi hermanito balbucear en el palier, dos segundos más tarde en mi casa había una chicha de alrededor de 20 años sosteniendo Tomy, ella me saludo efusivamente.
Chica extraña – Hola Paulita! Pensaba que ibas a dormir todo el día –
Yo- Hola, ¿sos la niñera de Tomy?
Chica extraña – Ay te pido disculpas no me presente soy Sabrina,  vine a cuidarlos a ustedes dos-
Yo- Ah bueno, igual ya estoy bastante crecida para que seas mi niñera-
Sabrina – Bueno entonces podemos ser amigas, además somos vecinas yo vivo en el piso 17, hace me mude con mis padres hace poco tiempo-
Yo- ¿Amigas? ¡¿Por qué trabajas como niñera?
A este punto yo estaba totalmente  confundida, una chica de una clase social alta ¿por qué estaría trabajando como niñera? ¿No podía conseguir un trabajo de más clase?  Mi idea de niñera siempre había sido alguna señora de bajos recursos económicos, al menos las dos que tuve de pequeña si se abstenían a esta descripción.
Sabrina-  Me gustan los bebés y me es muy cómodo trabajar a unos metros de mi casa, así tengo tiempo para estudiar. No me habían dicho que eras policía, ¿tenes más preguntas?
Yo- No, está bien, me voy a mi cuarto
Sabrina- ¡Espera! ¿qué vas a hacer? Tu mamá me pidió que te ayude con las tareas del colegio-
Yo- ¿Qué? No sé qué te dijo mi mamá pero yo hago todo sola, no necesito que me cuides ni que me ayudes

Me fui a mi cuarto, me sentí invadida, me sentía insultada, ¡¿una niñera para mí?! Carolina cada día está peor, además me sentía intimidada, la nueva niñera era una chica más grande que yo pero cuanto mucho me llevaría unos 5 años de diferencia. No me sentía cómoda caminando por mi casa con un pijama lleno de dibujitos animados, de hecho no me sentiría cómoda con el hecho de que ella pensara que yo era una chiquilla a quien cuidar. Es una cuestión de orgullo, de algo que no sabía muy bien qué.



Continuará…